Dan las doce en el reloj de la taquilla y llega Arturo para atender en la ventanilla durante mi descanso. Salgo a la calle y enciendo un cigarrillo en la misma puerta, sin llegar a las escaleras que te llevan hasta la acera. Allí, en los escalones, está el muchacho de la guitarra de hace algunas semanas. Levanta la cabeza y me mira:
- Perdona, compañero...-me dice- ¿Un cigarrito?
Busco de nuevo en el bolsillo del pantalón el paquete de tabaco y le doy un cigarro.
- ¿Fuego?- le pregunto mostrándole el mechero.
- Sí, por favor… Viajas mucho, ¿no?- me dice mientras enciende el cigarrillo.
-¿Yo? No, no... trabajo aquí, vendedor de billetes. ¿Y tú que haces?- le pregunto- ¿No ganas para tabaco?
- No, no... Yo... estoy buscando.- me dice mientras se ríe.
- ¿Buscando?- pregunto extrañado- ¿El qué?
- Inspiración…- contesta y le da una profunda calada al cigarro.
- ¿Inspiración…? Eres músico por lo que veo, ¿no?
- No, no- me dice negando con la cabeza- ¡Qué más quisiera! Yo soy escritor…
- ¿Escritor?- parece que tenemos más en común de lo que podía pensar.- ¿Qué escribes?- le pregunto.
- Poesía…- y le da otra calada. Deja la guitarra en el suelo y me tiende la mano.
- Mario, encantado…- le digo mientras se la estrecho.
- Soy David- me dice- Y tú, bueno, además de vender billetes aquí, no serás un editor que me llevará a las nubes, ¿verdad?- me dice mientras lanza una carcajada.
- Pues no... Más bien soy de tu bando.- le digo
- ¿De mi bando?
- Escritor... También escribo. Pero no encuentro un editor que me lleve a las nubes
- Pues estamos igual- el muchacho mira el reloj y continúa- ¿Has salido de currar o estás de descanso? Creo que puedo invitarte a un café…
- Tengo descanso, pero me da tiempo a un café. Si quieres entrar en la cafetería de la estación...
- Claro- me responde y mete la guitarra en su funda y coge la mochila.
* * *
Ya en la mesa, le pido al camarero dos cafés con leche.
- ¿Y en qué trabajas?- le pregunto a David- ¿O solo buscas inspiración?
- Estudio… el dinero lo saco tocando la guitarra, y haciendo algún trabajo puntual.
- Eso está bien- me recuerda a mí hace algunos años- ¿Y qué estudias? ¿Algo de letras??
- Sí, filología- dice mientras se encoge de hombros.
- Filología…- repito, pobre futuro tiene el muchacho- ¿Filología de qué?
- Hispánica…
- Ahm…- peor futuro.- Yo estudiaba Física, pero la dejé.
- ¿Por qué?- me pregunta, parece que últimamente todos los desconocidos quieren conocer mi pasado.
- Pues… me quise ir de casa y tuve que currar…- le contesto y él asiente.
- Y ahora trabajas aquí y escribes…
- Sí… estuve apunto de publicar mi novela…- doy un largo suspiro- Pero al final no funcionó y ahora me encuentro en una fase de no sé lo que quiero… Y tampoco sé si quiero escribir… Olvidarme de ser artista.
- Bueno... pero es una gilipollez- me dice sonriendo- No es algo que pueda olvidarse, uno es artista y punto... no es que quieras o no, es que no te queda más remedio si lo llevas dentro, porque no puedes sacártelo…
- Pero si lo saco nadie lo quiere...- el muchacho lleva razón y eso me jode- No sé si me entiendes...
- ¿Quién no lo quiere?- pregunta.- Palabras como “nadie” a veces son demasiado grandes…
- No lo quieren las editoriales y si ellas no lo quieren… nadie podrá quererlo
- ¡Bah! Las editoriales sólo quieren sacar “capitanes Alatristes” y estas mierdas. Vamos...no puedes juzgar lo que escribes en base a sus valores económicos- se queda pensativo – No sé… igual lo puedo leer
- La gente de mi alrededor lo ha leído, ellos leen todo lo que hago y les gusta, pero porque me conocen. No sé… Si quieres un día te lo paso y más vale que me digas que si si no quieres que le diga a los guardias q te echen la próxima vez que andes por la puerta…
- Vaya...no me queda elección- dice con una amplia sonrisa- No te conozco tanto, así que puedes fiarte de mi opinión…
- No me conoces...- digo pensativo.- ¿Y tu qué? ¿Qué le pasa a tu obra?
- Le pasa que no puedo moverla, que no gano concursos, que no consigo recitar en ninguna parte. La poesía murió con el 27 y la remataron con los del 50 o al menos así lo estudiamos en clase- dice y se encoje de hombros, se toma el café de un solo trago y continúa- Los poetas se han extinguido
- Es un genero difícil en estos tiempos...- le digo a modo de consuelo.- Ahora se lleva la autoayuda y los “Alatristes” como tú has dicho.- David asiente con mis palabras.- Bueno, David. Me tengo que ir ya…
- ¡Espera! ¿Cómo hago para leer tu obra, entonces?
- ¿Te la paso por email?- le contesto.- Toma, anota aquí- y le doy una servilleta y la pluma.
- Mola la pluma- me dice tras escribir- Yo no paso de los “bics”.
- Pues eso- digo mientras me levanto, esta pluma me la regaló Isabel…- Te lo envío por email y me cuentas después… Pásame algo tuyo también…
- Vale...guay- me dice sonriendo.- Entonces...espero a que me lo mandes.
- Esta noche mismo…-le contesto- Pues ya nos vemos por aquí… ¡y compra tabaco para la próxima!
David recoge sus cosas y se levanta de la mesa sonriendo. Ha sido una conversación corta pero interesante, es una pena que por el aspecto de las personas nos quedemos sin descubrir nuevos mundos; preferimos agarrarnos a lo conocido y prescindir de nuevas voces.
Esto ya no volverá a ser así, Isabel ha quedado atrás. Peor bueno conocido que malo por conocer…