Fragmento #40- Con un marco de Ikea

Maldito despertador, con ese ruidito tan odioso. Mi cara… ¿esto qué es? Genial, me he quedado dormida encima de los apuntes y me he clavado todas las grapas. Además de esas que ponen en la copistería, especialmente duras y largas. Será mejor que me espabile y me ponga a estudiar. Genial, ahora la lamparilla no funciona. Dos geniales seguidos, Diana, creo que hoy va a ser un día en los que es mejor no levantarse de la cama.
- ¡Auch, joder! Y ahora piso los tacones… - definitivamente no debería haberme levantado de la cama. A ver si soy capaz de encender el flexo sin clavarme un boli o algo en el ojo. Palpa bien, no vaya a ser que te lleves por delante la estantería. Ahá, aquí está. Y se hizo la luz.
- ¡AAAAAHH! ¡Joder, qué susto! La ostia. ¿De dónde ha salido esto? – un cuadro… creo que sigo dormida. No, de dormida nada, me duele la cara y me duele el pie, y no es un dolor onírico. Mejor subo la persiana, porque me está empezando a dar miedo. Qué mal rollo da el cuadro conforme le da la luz del flexo. Seguro que es pariente de Dorian Grey, porque vaya malas vibraciones que desprende. Aunque también puede ser por la iluminación tétrica del flexo… Sí, mejor con luz natural. ¿Quién será? A lo mejor es un primo lejano mío. O un tío multimillonario que acaba de morir y nos ha dejado la herencia. ¿O papá se ha convertido en un contrabandista de obras de arte? Ninguna de mis hipótesis me convence. Seguro que mamá sabe algo de tanto misterio sobre lienzo.
- ¡Mamá!
- Anda, ya te has levantado.
- Sí. Por cierto, hay un…
- Sí. Lo puse en tu cuarto anoche por no dejarlo por aquí en medio, lo que pasa es que cuando entré estabas durmiendo y no quise despertarte.
- ¿Y de dónde ha salido? – que sea el tío multimillonario, que sea el tío multimillonario.
- Lo encontré ayer en la calle - ¿rebuscando en los cubos de basura? Ay, dios, que a mamá le ha entrado el síndrome de Diógenes – y me daba lástima dejarlo allí.
- Pero será de alguien, ¿no?
- Para mí que estaba abandonado.
- ¿Y qué vas a hacer con el cuadro?
- No lo sé. Había pensado que podía dárselo al tito Manuel. O darlo a algún museo - ¿al arqueológico? ¿o al de los horrores? Yo ya he encontrado la luz para que de miedo - Y si nadie lo quiere, pues nos lo quedamos. Está muy bien pintado. Y el muchacho es muy apañado.
- ¿Y dónde lo vas a poner? ¿Al lado de la foto de comunión de Javi?
- No sé, ya se verá. Aunque en tu cuarto hay un hueco al lado del póster de Orlando Bloom.
- No sé, mamá, creo que el marco no pega nada con la madera de los muebles.
- No te preocupes, cambiamos el marco y listo. Bueno, me voy a hacer unos mandados. Hazme el favor y pon la lavadora, ¿quieres?
- Vale – voy a recoger la ropa sucia de la habitación antes, porque me parece que todavía no sabe ir sola hasta la lavadora. La leche. Otra vez el cuadro. Aún no me he acostumbrado a tener un busto pintado en mi habitación. ¿Qué miras? ¿Me estás manteniendo la mirada o me estás mirando las tetas? Eres muy mono. Y esos ojazos. Están tristes. Ay, quién te pillara y te quitara las penas. Y con luz natural no eres tan tétrico. Hum… a lo mejor con un marco más Ikea no das tanto el cante.