Fragmento #71- Póster-geist

- Buenas tardes.
- Hola.
Un paquete de café, canelones congelados… Espera, espera. Míralo bien. ¡Es él! ¡El del cuadro! Ay, que ya veo muertos. Me ha dado hasta un escalofrío. Qué mal rollo.
- Me has pasado dos veces el zumo.
- Ay, el zumo – reacciona, vamos – ya… ya se lo cancelo – ahora también puedo interactuar con los difuntos. ¿De cuándo, Diana, eh, de cuándo? Eres un proyecto de psicóloga, no te dejes influir por las paranoias de Itziar. Quizás estoy desarrollando un trastorno esquizoide. O a lo mejor estoy soñando y de un momento a otro empezaremos a follar salvajemente sobre la cinta transportadora. Esto impone. Estoy tan bloqueada que creo que no sé ni usar la caja. Le ha crecido el pelo. Definitivamente, gana en persona. Además, tiene buen aspecto, no parece estar moribundo ni medio muerto. ¿Será eternamente joven y ha venido a arrancarme el corazón y a beberse mi sangre?
- ¿Eso también es suyo? – miramos hacia la cinta transportadora. No hay nadie más haciendo cola, ¿de quién va a ser si no? Estoy tonta. De hecho me mira con cara de póker y no dice nada. Vale, ya sé qué es tuyo. No estoy acostumbrada a ver a tipos que creía que estaban en el más allá. Diana. ¡Diana! Deja de mirarle, que lo vas a gastar.
- Ten, niña, las bolsas que me pediste.
- Gracias.
- ¿Te encuentras bien? Estás pálida – aguda observación. Claro, hay que tener buena vista para patinar y no pegártela. Y vuelvo a quedarme mirándolo como una empanada. Como no espabile me van a echar por incompetente.
- Sí, sí – bien, dos monosílabos seguidos. Voy progresando.
- Me voy a seguir con el reparto.
- ¿La tarjeta del Club Carrefour? – me la extiende sin decir ni media. Su falta de labia no hace que esto sea menos tétrico.
- Son 24 euros y 59 céntimos – un billete de 50 euros. Seguro que está metido en la droga. O en la ultratumba hay sucursales de La Caixa.
- Su ticket y su vuelta. Muchas gracias.
- Hasta luego – tengo que llamar a Itziar.