Fragmento #61- Automatrícula

A cada click que doy siento cómo la carta de pago sube 60 euros más. Ay, 180 de una tacada. Duele… El día de la automatrícula viene a ser a los universitarios lo que comprar el baby a los preescolares. Sabes que empieza el curso irremediablemente y no queda otra que pasar por el aro. Y al igual que los babys, la automatrícula también es de colores: rosa, azul, verde… Rosa de los billetes de diez; azul de los de veinte y verde de los de cien. Y la web va lenta. De narices. Todo el mundo haciendo la automatrícula a la vez para coger el mejor grupo. Y es que aquí rige la ley de la selva, o lo que es lo mismo, maricón el último. Sólo de pensar que ésta es la primera de las cuatro veces mínimo que voy a tener que modificar la carta de pago me pone mala. El primer día es para eso, para no quedarte con el culo al aire y evitar tener que hacer la carrera por correspondencia, el segundo para matricularte en las que te quedan de septiembre, el tercero para apuntarte al instituto de idiomas y el cuarto para apuntarte en la que te queda de septiembre pero cuya nota no sale hasta mediados de octubre. ¿Grupo 3 o grupo 4? ¿B o C? Hay más subdivisiones que en los Rangers de Texas. Es horroroso. Quinto de carrera. Y parece que fue ayer cuando entré en la facultad. Bueno, no es hora de ponerme nostálgica, total, no va a ser mi último año. Y para cuando salga ya casi podré empalmar con las clases del Aula de la Experiencia.