Fragmento #43- Con premio

Si fuera el día del juicio final habría menos sangre que hoy. Hoy viene a ser el homólogo del día de las notas en el colegio, con la diferencia de que aquí es aún más emocionante porque no sabes cuando va a salir la última puyada. Ha llegado el momento de enfrentarme al último tablón de julio y de apuntar las últimas horas de revisión - ¿o debería decir prostitución? -. Buff… toma aire, que buena falta te va a hacer cuando hiperventiles del susto. Ramos Estévez, Diana. 3’9. Otra a la lista negra. Menuda mierda. Me pegaría encantada un chocazo contra el tablón como los monos de laboratorio, pero entonces me llevarían derechita al loquero.
- Enhorabuena, preciosa - ¿pero qué le pasa a éste? Suspender la sexta sin contar las no matriculadas no es motivo de felicitación.
- ¿Qué pasa, he batido récord? - ¿he sonado muy borde? Pues peor debería haber sonado.
- Hombre, no es la nota más alta, pero está muy bien - ¿me está vacilando?
- JA – JA – JA.
- ¿Qué te pasa, Diana?
- Perdona que no me tome con más humor mi enésimo cate.
- ¿Cate?
- Sí, suspenso, necesita mejorar…
- Ya sé lo que significa cate – pues no lo parece. Si tuviera un sillón en la RAE le daría la definición oficial.
- Pues un 3’9 es un señor cate. Y a mí no me hace ninguna gracia.
- ¿3’9? – pero bueno, ¿éste me quiere hacer sentir peor o qué? No necesito un Pepito grillo, además para eso ya está Itziar.
- Sí, ni siquiera un cuatro para tener opción a guardar parte o hacer trabajo.
- Diana, has sacado un 7’6.
- ¿Qué?
- Que has sacado un 7’6. Mira – a ver. No puede ser.
- ¡Sííííííííííí! ¡Un 7’6! ¡No me lo puedo creer! Ramos Estévez, Diana: 7’6 – tanto esfuerzo mental me está pasando factura. Había mirado la nota de encima, y como tampoco es tan raro que catee con un tres y pico… Pues nada, cinco para septiembre. Cinco. Si es que me llevo el premio hasta cateando.