Alwaid Estrella de Tinta
Cantidad de envíos : 173 Localización : Sevilla Fecha de inscripción : 16/04/2008
Personaje Nombre:
| Tema: Fragmento #9 – Camello Miér Abr 16, 2008 2:18 am | |
| Jueves, 27 de Marzo de 2008 En Sevilla -Eh, perdona. Levanto la cabeza. Yo aquí, con los relatos de Augusto Monterroso, y tú molestándome. Espero que al menos estés buena. Pues lo está. -Qué. -¿Has hecho el trabajo de literatura? -¿El análisis de los poemas? -Sí. -Pues no. -Vale, lo suponía. Ahora caigo. Es la chica del otro día. La de la camiseta de color limón, que me pilló escaqueándome de clase. -¿Y eso? -Sé reconocer a los chicos malos. Uy, uy…esto parece una chica que entra a un chico. -¿Y yo soy un chico malo? -Bueno – se toma su tiempo antes de responder. Eso me mata -. Un poco malo sí que eres. El caso es – a estas alturas se ha ganado mi curiosidad – que yo tampoco lo he hecho, y he pensado que tal vez podíamos saltárnosla y podrías compartir conmigo esas sustancias malvadas que lleváis encima los chicos malos. -Perdona. ¿Me has tomado por un camello? Acto seguido, guardo el libro, cojo la mochila y tiro para clase. Anda y que te den. Las dos horas siguientes las paso pensando que podría haberme liado con una tía fumadísima en vez de estar aquí, descubriendo que antes a los poetas se les consideraban dioses, aunque escribieran peor que yo. Vaya sistema meritocrático de mierda. En verdad, debería hacerme camionero, y viajar por el país con mi enorme bestia y su carga, recorriéndome los bares uno a uno. O estudiar empresariales, y pasarme los fines de semana en la Alfalfa tomando gintonics y tirándome a las pijas de clase. El resto del día no importa. Sólo siento un enorme vacío. Cuando llego a casa, algo así como a las ocho y media de la tarde, saludo con la cabeza a mi compañero de piso y me lanzo a por el alcohol. Hoy toca vino, en grandes cantidades, que al fin y al cabo es bebida de pobres. Luego me encierro en mi cuarto. Agarro la guitarra. Creo que dejé las púas en el bolsillo del abrigo, por la última vez que salí a tocar en la calle. Un momento. Esto es un papel doblado. Lo abro y leo: “poesía, bar Platea, Alameda, jueves a las 10 de la noche”. Qué narices. Dejo el vino en la mesita de noche, cojo el abrigo y salgo a la calle. Tal vez valga la pena. | |
|