Fragmento #118 – Huevos

La claridad de la mañana comienza a entrar por la ventana del dormitorio. Abro los ojos lentamente y allí está ella: acurrucada junto a mí y rodeándome con sus pequeños brazos. Al final hemos dormido juntos… Creo que es mejor seguir la corriente que nadar contra ella. La miro y parece que está dormida, intento escurrirme de la cama sin hacer mucho ruido para que Astrid no se despierte y la tapo. Parece no haberse dado cuenta…
Salgo de la habitación y voy hacia la cocina, los últimos vestigios de la depresión siguen en la encimera: varias botellas vacías que tanta compañía me hicieron a principio de semana. Quiero que todo esto acabe ya, no sé si voy a soportar más…
- Buenos días…- escucho a mi espalda, es Astrid, corre hacia mí y me abraza- ¿Has dormido bien? Yo a pierna suelta…
- He dormido bien, sí…
- Quiero huevos…- me dice sonriente, como si la realidad no le afectara, como si todo lo que está ocurriendo tuviese sentido.
- ¿Huevos? No hay… - le contesto.
- Vaya…
- Bueno, sólo tengo dos… ¿los quieres?- le digo bromeando.
- No…- me dice dándome un manotazo y los dos comenzamos a reír de forma estúpida- ¿Hoy vamos a salir?
- ¿Quieres dar una vuelta? Que te enseñe la ciudad –le pregunto.
- Me gustaría… tanto tiempo encerrada… y no es que no me guste ver la tele contigo.
- Pues venga… Desayunamos y salimos a dar una vuelta. Te voy a poner dos tostadas, necesitas fuerzas para andurrear…
- ¡¡Vale!! – grita correteando por el salón; de pronto, se detiene y mira la ropa que lleva puesta: mis calzonas y la camiseta varias tallas más grande que la suya…
- Oye…- me dice como preocupada- ¿Y qué me pongo ahora?
- Tienes tu ropa limpia…- le contesto.- Te la limpié cuando llegaste manchada de…- no, no… mejor no seguir por aquí.