Fragmento #48 - Amor

- Buenas noches.
- Buenas noches, amor - otra vez esa palabra. Parece que le gusta. Me detengo y me giro.
- ¿Por qué me llamas amor?
Está sorprendida. Le tiembla el blanco de los ojos. Ahora me mira, ahora intenta mirar a cualquier otro sitio.
- Bueno, no sé...
- Mamen.
- Es que es lo que siento.
Breve silencio. Estamos ridículos, los dos aquí parados, en medio de su portal. Ella, impecable: su pelo repeinado, sus labios pintados, su maquillaje. Yo, que cuando llegue a casa tendré que pasarme el peine porque se me están formando unas greñas que ya incordian.
- ¿Y qué sientes?
- No sé. Es un vacío en el estómago. Es... -oh, no- como si tuviera mariposas en el estómago.
- Pero, si tienes un vacío, ¿cómo vas a tener mariposas?
- ¿Qué?
- Un vacío es no tener nada.
Otro silencio. Se abre el ascensor, sale un vecino, saluda y se va a la oscuridad que es la calle.
- Es que no se puede explicar.
- Claro que se puede, pero sin palabras ni frases hechas.
Le asoma una lágrima. Será meior que arregle esto.
- Lo siento - y beso en la boca. Ella lo alarga, y luego me sonríe.
- Buenas noches - dice.
- Buenas noches.