Fragmento # 19- El kikonazo

Con el aire que hace en cualquier momento la caseta se nos va a caer encima. Cada vez veo más cerca la cubierta y los farolillos. Aunque puede ser por el rebujito, que está mermando notablemente mi percepción sensorial. Sí… voy como en una nube de la que me caeré en breve como no me agarre a algo.

- Cuidado, que te caes.
- Perdona, jejeje. He debido tropezar – sí, seguramente un mosquito me ha puesto la zancadilla.
- Toma, te invito a un rebujito.
- Gracias – voy a engrosar la estadística del coma etílico, pero ¿cómo decirle que no a este pepinazo?
- ¿Cómo te llamas?
- Diana.
- Yo soy Álex.
- Encantada – es monísimo. A ver si cae la breva. – Uff… creo que se me ha metido algo en el ojo.
- A ver, déjame que mire – está muy muy cerca, Diana, y se está tomando su tiempo para examinarte la esclerótica, la córnea y la pupila. Ahora o nunca. Está en el bote.
Y sí que besa bien, como sea igual para todo… jujuju. A éste me lo llevo al huerto.
- Oye… estaba pensando que podíamos ir a un sitio más tranquilo.
- No puedo.
- ¿Qué? – no, por favor, otro gay no. ¿Estaré perdiendo facultades? - ¿Por qué?
- Porque Dios estableció el matrimonio como una institución sagrada. Y yo no soy quien para contradecir la palabra del Señor.
- Ah - ¿dónde coño me he metido, en la caseta del Opus Dei?
- Piensas que es una tontería.
- No, no, lo respeto – una tontería no, una soberana gilipollez - ¿Eres del Opus?
- No, pertenezco la comunidad neocatecúmena – Anda, me ha tocado el kiko. O mejor dicho el kikonazo, porque está buenísimo. Lástima que su edad mental se la de un niño de primera comunión… - No es lo mismo que el Opus Dei – lo mismo no, similar, porque son primos hermanos del Opus, vaya. Qué vergüenza. Con su mentalidad va a pensar que soy una salidorra. La verdad es que he ido un poco de pendón. Con eso de que el rebujito te sube el autoestima… Yo me voy de aquí. Porque tienen que estar todos cortados por el mismo patrón y no vaya a ser que me vean como una substanciación de Satán y me quieran sacrificar encima de un altar mientras entonan salmodias. O como estamos en feria igual lo hacen encima del tablao mientras cantan a los Romeros de la Puebla. A saber por dónde te saltan los sectarios estos. Mejor me voy a la calle del infierno a que me dé el aire. Total, con ese nombre seguro que no me siguen hasta allí sino van con un exorcista.