Naos Estrella de Tinta
Cantidad de envíos : 434 Localización : Sevilla Fecha de inscripción : 14/04/2008
Personaje Nombre: Mario Acosta González
| Tema: Fragmento #47 – Caminando hasta el final… Mar Abr 15, 2008 7:16 pm | |
| Domingo, 30 de Marzo de 2008 En Sevilla «¿Qué haces aquí?», me pregunta una mujer vestida de negro. Es un largo pasillo y con la voz de la mujer se encienden las luces a lo largo de él. No sé responder, no sé dónde estoy. «¿Qué haces aquí?» insiste la mujer. «No lo sé…» respondo y la mujer me da la espalda. - Hola, Mario- me dice sin darse la vuelta. - ¿Quién eres?- pregunto tocándole la espalda. - ¡No me toques!- me grita- ¡No lo hagas! No debes hacerlo, Mario. - Pero… contéstame. ¿Quién eres? ¿Cómo sabes mi nombre? - Yo te lo puse… La mujer se da la vuelta y se deshace de la túnica negra que le cubría, es mi madre. «Hola, Mario».Un pequeño niño, con el corte de pelo a tazón, aparece corriendo por el pasillo y se para entre nosotros dos. - ¿Lo reconoces?- pregunta mamá cogiendo al niño en brazos.- Eres tú, Mario… Cuando eras un simple niño, ¿recuerdas? - Vagamente…- contesto- He hecho un gran esfuerzo para olvidar todo el pasado… - Que olvides no quiere decir que desaparezca…- me interrumpe mi madre. Deja al niño en el suelo, el crío me mira desde su pequeña altura con cara de sorpresa. Sus ojos son mis ojos… ahora lo recuerdo todo, hubo una vez en la que fui un niño que sólo jugaba. El niño echa a correr y huye de nosotros pero se cae a pocos metros y comienza a llorar. Me acerco a él para ver si le ha pasado algo pero mamá me para. - No vayas, no hace falta…- me dice interponiéndose en el camino. - Pero no para de llorar… - De nada sirve, Mario. Debí curarte entonces, ya no tiene arreglo; por mucho que quieras olvidar te caíste y yo no estaba allí para levantarte… Esto comienza a cansarme, no entiendo nada… El niño desaparece entre llantos y un hombre aparece en su lugar… - ¿Y ese quién es?- le pregunto a mamá. - No debes saberlo, ya no tiene arreglo… Mamá comienza a difuminarse cada vez más hasta hacerse completamente invisible, el hombre está ahora en su lugar. Sus ojos son mis ojos… - Mario, soy tu padre…
Un sudor frío me corre por la espalda al despertarme sobresaltado… ¿Qué ha pasado? El corazón me palpita rápido y tengo los cabellos empapados en sudor. Isabel está dormida a mi lado, impasible a mis miedos… | |
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