Fragmento #95 – Equipaje

Los días cada vez son más cortos. La noche cae lentamente pero temprano, comienza a hacer frío. ¿Qué tiempo hará por allí? Enciendo el ordenador y busco en internet: Barcelona, España. Mayormente soleado, mayormente nublado; así siempre aciertan… Algunos chubascos, al final de la semana… Meteré algún chaleco en la maleta.
Vuelvo a mirar: un par de pantalones, camisetas, camisas, las deportivas, el pijama, ropa interior… ¡Calcetines! Me faltan los calcetines… Voy al dormitorio y abro el cajón de la cómoda: calzoncillos, calcetines y aquella caja de condones de antes del verano que cada día me recuerda mi soledad. Un escalofrío me recorre la espalda, está la ventana abierta y entra el frío. No tienes a nadie que te dé calor, Mario…
Y se me viene a la mente María, no Isabel… Se me viene a la mente aquel polvo loco e infiel entre pinceles y tubos de pintura. Se me viene a la mente el retrato de María abandona junto al cubo de basura. Recuerdo las palabras de su carta de despedida. Recuerdo lo mal que lo sentí por haberlo hecho… A pesar de todo, quiero volver a repetirlo.
Por un lado oigo que es mejor olvidar a Maria y su polvo; por otro me dicen que debería buscar dónde está ahora, hablar con ella y obligarla a volver… ¿Estaré enamorado?
Esto ocurre cuando tienes tanto tiempo libre, piensas cosas que no deberías pensar. ¡Los calcetines! Al final se te olvidarán los calcetines…
Cojo los calcetines y cierro el cajón de la cómoda. Dejo atrás los condones, cierro el cajón de mis esperanzas. El equipaje está listo.