Fragmento #63- Dime lo que compras y te diré quién eres

Jamás pensé que el Carrefour pudiera ser una escuela tan poderosa de observación. ¿Quién quiere monos encerrados en jaulas? Aquí puedes saber cómo es una persona por lo que lleva en su carrito, y sin tener que montar un gabinete de psicoanálisis, porque tal y como están los alquileres… La cantidad de artículos revela si el sujeto en cuestión vive solo, en pareja o en una cálida familia numerosa; y la calidad, su nivel de sibaritismo. Aunque con la crisis el marquismo ha dejado paso a las marcas blancas, que al fin y al cabo no dejan de ser las marcas amas y señoras del mercado colando sus productos de estraperlo. La cinta transportadora dice más del cliente de lo que se piensa, porque en definitiva somos lo que comemos. Así que si te atiborras a dulces se te pondrá cara de bollo, y si eres vegetariano tu piel adquirirá un color verde enfermizo más propio del Gigante Verde.
- Hola, buenas tardes.
- Hola – pocas cosas lleva esta oronda mujer. ¿Acaso va a cargarse mi teoría? Marca blanca. Marca blanca. Marca blanca. Parece de dinero con esas ropas que trae puestas. Lo que yo diga, la crisis está haciendo estragos hasta en nuestra distinguida clase burguesa.
- ¿Tiene la tarjeta del Club Carrefour?
- No.
- En el mostrador de atención al cliente se la hacen en el acto y con ella disfrutará de ofertas y descuentos especiales por ser miembro del Club Carrefour. Y todo ello totalmente gratis - ¿me dan comisión? Deberían, pero no.
- Ya veré, ya veré - ¿ya verá? ¿Esta mujer con pinta de fundir la VISA del marido y que ahora mira hasta el último céntimo no quiere una tarjeta mágica que te ayuda a ahorrar?
- Son 32 euros y 14 céntimos.
- Ten.
- Aquí tiene su ticket y la vuelta, muchas gracias.
- Adiós, adiós - ¿qué prisa tendrá? A lo mejor no quiere que sus amistades la vean comprando en un super tan elitista.
Pock! Pock – pock!
- Señora, se le ha caído… ¿un tupperware? – esta tía llevaba un tupper lleno de donettes debajo de la ropa. Esto es inaudito.
Pock!
- ¿Otro? – éste de chuletas. Me apuesto lo que sea a que son ibéricas. Creo que es de esos momentos en los que debería llamar a seguridad – Hola, ¿podéis mandarme un segurata a la caja 28? Señora, quédese ahí.
- ¿Qué pasa? – la leche, visto y no visto. ¿Será Flash Gordon con un traje de Securitas?
- Tenemos una amiga de lo ajeno.
- Señora, ¿puede abrirse la chaqueta?
- ¡Esto es un ultraje!
- Si quiere podemos llamar a las autoridades – “las autoridades”, suena tan solemne que hasta la cleptómana va a pasar por el aro.
- Vaya, haciendo la compra del mes, ¿no? – con razón no quería la tarjeta Carrefour. ¡No le hace falta a la muy…! Esto es para verlo, ni los narcos del aeropuerto de Barajas. Lleva la chaqueta petada de tuppers y bolsitas pegadas – Señora, si es tan amable de acompañarme - definitivamente, puedes saber muchas cosas de la gente por lo que lleva en su carrito, pero sobre todo por lo que no lleva.