Fragmento #90 – Señora Dignidad

Ayer me costó la misma vida levantarme de la cama y poner el primer pie en el suelo para comenzar el día; hoy no me encuentro el pie, no me encuentro la cabeza…
Abro los ojos, los cierro y me restriego los dedos contra los párpados, me duelen. Bostezo y el aire que entra por la garganta me abrasa, junto a mí un cenicero repleto de colillas. Olfateo y el olor me produce una arcada, huele a tabaco concentrado y… huele a alcohol. Una botella de whisky está tirada en el suelo, junto al televisor.
Estoy en el sofá del salón.
He debido de pasar la noche aquí, me quedaría dormido en el sofá. Sí, ahora recuerdo… Me acosté mareado y aquí me quedé. Un viernes noche apasionante y sano, parece ser. Me levanto y busco los calzoncillos entre la mesa y el sofá… ¿Qué hago desnudo? Un viernes noche lujurioso, parece ser. Miro debajo de la mesa y no veo nada… ¿Dónde coño estará la ropa? Voy al cuarto de baño y tampoco; en el dormitorio, en el pasillo, en la entrada… Nada.
Recuerda que llevabas, Mario... Noto una punzada en la sien, necesito una pastilla para la cabeza. La idea de tener que tragar algo me provoca el vómito y corro hasta el váter…
¡Qué imagen! Resacoso, vomitando y desnudo a cuatro patas en el váter…
La punzada en la sien cada vez es más continua y profunda, la vida se me escapa entre arcada y arcada. Parece que es el fin, me noto algo mejor cuando me levanto y veo ropa tendida a través de la ventana del baño.
Voy hacia el tendedero y allí está: la camiseta, los vaqueros, el par de calcetines y los calzoncillos. Aún húmedos por el relente de la noche, tendidos en aquel cordel.
Y ahora lo recuerdo todo…
Me apoyo contra la pared y dejo resbalar mi espalda hasta dar en el suelo, comienzo a llorar. Las primeras lágrimas parecen que quieren esconderse tras la comisura de mis labios, entran y se mezclan con el sabor de la bilis. A estas primeras lágrimas, le siguen otras muchas. Las punzadas son cada vez más fuertes, el mareo se incrementa y mi desnudez me avergüenza…

¿Señora Dignidad? ¿Está usted por aquí?
Quise olvidar la derrota, el olor del fracaso… Lavé la ropa.
Quise olvidar la derrota, el sabor de la pérdida… Me emborraché.
Mario… estás solo, desnudo, sin familia, sin amigos…

Mario… estás en el paro.