Fragmento #75 – Diez campanadas

Abro los ojos lentamente, entra algo de claridad por la ventana e ilumina las paredes blancas de la habitación. Afuera suenan pajarillos y las campanas. Diez campanadas que anuncian la hora desde el alto campanario de la iglesia. Me incorporo y me siento en el borde del colchón, se respira tranquilidad en la casa. Me sobresalta un roce por la espalda, Isabel comienza a acariciarme.
- Buenos días.- me dice con los ojos cerrados, con un brazo se estira y con el otro busca por mi cuerpo.
- Hola, son las diez.
- Ya escuché campanadas, pero no las conté…
Se arremolina entra las sábanas y se acerca a mi, se incorpora y abre los ojos poco a poco, el pelo largo le cae sobre la espalda desnuda. Comienza a toquetearse el pelo y a bostezar.
- No hace calor… ¡Qué maravilla!- exclama rodeándome con sus brazos.
- Se está bien, sí.- contesto- Tranquilidad…
- ¡Qué gusto!
Sus brazos me aprietan contra su pecho, sus manos comienzan a acariciarme y me besa en el pelo, en la nuca, en los hombros, en la espalda. Comienza a bajar.
- Quédate aquí un rato conmigo- me dice tumbándose y apartando las sábanas de su piel.- Es temprano…
- Voy al servicio…-digo mientras me levanto, busco los pantalones por el suelo y no los encuentro.
- Están aquí, a este lado de la cama- me dice Isabel, los coge y me los alcanza- Toma…
- Ahora vengo.
- No tardes.
Quisiera que la tardanza se convirtiera en eternidad. ¿No tendrían los padres de Isabel una botellita de whisky por aquí…?