Fragmento #34 – Demencia

El tiempo está loco. Si hace dos días parecía que la primavera se había instalado en la ciudad y había esparcido azahares por las calles; ahora un aire frío y desacogedor invade la calle. Por la calle no se escucha otra cosa: que si el cambio climático, que si lloverá en Semana Santa… Bueno sí, sí que se habla de otras cosas. Política. La gente habla, y mucho, de política. Algunos, por no decir todos, sin saber. La gente es acérrima a un bando u otro, sea quién sea el líder y sea cual sea la propuesta… Dos pastores y un país de borregos.
Siempre me dijeron que sería gran político, que tenía gran carisma. «Tienes muy buen don de gentes», me han dicho en más de una ocasión. Sé convencer al indeciso, cambiar de ideas al contrario y reforzar la fe del creyente. Me pregunto porqué no podré hacer lo mismo conmigo mismo: convencerme de las cosas, creer más o saber cuando he de cambiar… Sentado en la sala de espera del hospital te da por pensar en muchas cosas, cada cual más estúpida…
Una enfermera se nos acerca con la carpeta en la mano.
- ¿Sois los familiares del señor Ávila?- pregunta la joven.
- Sí, soy su hija.- dice Isabel levantándose de la silla, de la incómoda silla.
- Pase entonces, el doctor la espera…
- ¿Voy contigo?- le pregunto a Isabel incorporándome, me duele la espalda de estar en aquella silla.
- No, no… Espera aquí mejor, ¿vale?- me contesta Isabel con un aire algo desalentador.
Afirmo con la cabeza y vuelvo a caer sobre la silla, desganado. No, por favor. Más tiempo de espera no…
Hay un matrimonio, en las sillas de enfrente, con un joven algo trastornado. Trastornado quizás sea poco… Encima de ellos pende el cartel de la sala: Psiquiatría. Sí, loco quizás sea más apropiado para definir al joven. Hace aspavientos con las manos y una mueca infinita con los labios. Mira a la pared, no habla. Sólo mira… ¿Qué verá?
Siempre me llamaron la atención los locos. Se crean su mundo, viven alejados de la realidad y para ellos sólo existe lo que piensan. Tampoco es tan diferente de los “cuerdos”… Quizás todos seamos unos locos en mayor o menos medida… Quién sabe si el que te dice que eres un loco no lo es también, quizás más…
Me gustan los “locos”, sí… No debo decirle esto a Isabel, no creo que le gusten… No creo que sea un tema para hablar entre nosotros. Su padre está loco, o eso creemos. Será la edad, eso le digo yo, pero tampoco es un alivio para ella. Demencia senil o demencia a secas, lo mismo es.
Se abre la puerta de la consulta y sale la enfermera de antes. Tras ella, Isabel y de su brazo el señor Ignacio Ávila, su padre.