Fragmento #26 – Tertulia literaria

Lunes, comienza la semana… Comenzó a la seis y media cuando sonó el despertador del móvil. El despertador de la mesilla no tuvo arreglo. Ahora yace en la basura junto al último vestigio de un fin de semana regado por el alcohol… No lo volveré a hacer, el dolor de cabeza ha desaparecido pero la garganta la tengo seca: demasiada bebida y sobre todo demasiado tabaco. Mis pulmones no recuerdan lo que es aire puro y mis venas le han cogido cariño al whisky. Nunca más…
- ¿Quieres uno?- me dice Isabel con la cajetilla de tabaco abierta.
- No, gracias… Estaré unos días sin fumar.
- ¿Qué? Falto un fin de semana y por poco te matas…- enciende su cigarrillo y se ríe, el humo le sale por la nariz.
- Uff, no me lo recuerdes Isabel… No me lo recuerdes. Es que no puedo vivir sin ti… ¿no lo sabes ya?
Nos reímos y ella suelta una bocanada de humo, me gusta cómo fuma… Tiene un aire sensual y algo estrambótico.
Ernesto acaba de entrar en el bar, con su pipa, claro está.
- Perdonadme, chicos. Es que me ha llamado en el último momento un amigo de Barcelona buscando un libro para su sobrina. Por si lo tenía yo…
- ¿Un libro?- pregunta Isabel.
- Sí, una edición bilingüe de El Principito, en español y francés. Del 83, encuadernada en piel y con las ilustraciones a color… Una monería y recuerdo tenerla… pero no se por dónde estará. A ver si venís un día y me ayudáis a organizar aquello…
- Si después lo desorganizas todo, para poco vale nuestra ayuda…- le digo mientras me levanto para darle un abrazo. Isabel vuelve a reír.
- ¡No te rías, Isabel! No te pongas de parte de este sinvergüenza, por favor…
Ernesto suelta una carcajada, una de sus estruendosas carcajadas. El camarero se acerca a la mesa y anota en su libreta: dos cafés con leche y un solo para Ernesto.
- Bueno… vayamos al lío. Ya os comenté anoche que tengo la reunión con la editorial a finales de este mes y que me gustaría que le echarais un ojo a lo que tengo escrito y que me digáis lo que os parece. Y que anotéis vuestras ideas, sugerencias… todo lo que se os ocurra.
- Me parece perfecto… ¿y qué es eso que nos traes?- Ernesto señala a dos carpetas que están sobre la mesa.
- Una para cada uno.- cojo las carpetas y las reparto- Ahí dentro tenéis una copia del texto, algunas ideas apuntadas y un perfil de los personajes principales…
El camarero llega con la bandeja y pone las tres tazas sobre la mesa. Isabel ojea la carpeta con curiosidad.
- Tiene buena pinta… - me dice Isabel mientras cierra la carpeta y la coloca en la silla que queda vacía.
- Y bueno, Mario. Tú que siempre has sido tan imaginativo, ¿a qué se debe esa pérdida de inspiración repentina y que acudas a nosotros?- me pregunta Ernesto mientras echa el azúcar en la taza.
- Pues… la mudanza, el nuevo trabajo. Después lo de mi madre y…
No, Mario. No. Isabel no es un problema
- ¿Y… y qué? ¿Qué te pasa, cariño?- Isabel está asombrada y yo debo tener una cara de memo impresionante.
- Y nada. Eso es, demasiadas cosas en tan poco tiempo… También se fue Pablo a Madrid y me quedé un poco solo…
- Bueno, bueno… Una vida atormentada y sufrida hace a buenos escritores, Mario.- recalca Ernesto, siempre con sus comentarios.
Una vida atormentada y sufrida. Si que es caro el precio por una novela publicada…