Fragmento #58 – Azul de Prusia

Con un pequeño pincel, mezcla algo de azul y blanco en la paleta. «Es para la camisa», me dice sin dejar de mirar el lienzo. «Levanta un poco más la barbilla», ahora sí me mira, con el pincel en la boca. «Un poco más… Así, así…». Y por primera vez en estas dos horas, María da la espalda al caballete, la veo coger un bote y echar un líquido transparente en un vaso metálico. Supongo que será disolvente, aguarrás o algo de eso, por el olor que ha inundado la habitación.
La habitación es un pequeño estudio que se ha montado en su nuevo piso, entre el dormitorio y el salón. Dos taburetes, una pequeña mesa con pinceles y tubos de pintura, una estantería con más pinceles, cajas, vasos, botes de pintura y trapos sucios. Un gran ventanal daba a la calle a modo de pared, nada en las otras tres paredes. Una sola lámpara en el centro del techo, que estaba apagada; entraba suficiente luz por el ventanal. Y nada más en aquel estudio que giraba entorno al caballete; con el lienzo sobre él, presidía toda la habitación. A un lado del caballete, estoy yo; al otro lado, María prepara algo en la mesita.
- Hemos terminado por hoy… Gracias, Mario.- dice dándose la vuelta y quitándose la bata blanca, llena de pintura, que llevaba hasta ahora.
- Gracias a ti… ¿Puedo verlo?- le pregunto señalando al lienzo desde atrás.
- Prefiero que no, la verdad… No, no, no lo veas…- queda pensativa mientras cuelga la bata junto a la estantería- Mejor cuando esté terminado.
Y diciendo esto, gira el caballete hacia la pared, impidiendo que vea el cuadro.
- ¿Puedo preguntarte algo?- le digo a María.
- Dime.
- ¿Porqué pensaste en mí para el retrato?
- No sé- contesta sin pensar- Bueno… vi algo en ti.
- ¿Algo en mí? ¿A qué te refieres?
- Desde el primer día, no sé cómo decirte, Mario. Cuando te vi por las escaleras el primer día, me dije: Tengo que pintar a este muchacho. No sé…
- Sí, sí… Te entiendo. Yo a veces también siento un impulso para escribir sobre alguien o crear un personaje basándome en alguien, y tampoco sé porqué. Sólo sé que tengo que hacerlo…
- Exacto, Mario. ¿Y has escrito sobre mí?
- Hace tiempo que no escribo. Ahora he empezado otra vez, pero no acaba de cuajar…
- ¿Inspiración?- pregunta ella.
- Me falta, sí… Creo que la perdí.