Fragmento #51 – Money makes the world go around

Día de descanso, familias paseando en la cálida mañana y chiquillos jugando por las plazoletas. Todo invita a la tranquilidad, el sol calienta lo necesario a estas horas y una brisa corre entre las mesas, se agradece. Son las diez de la mañana y estoy desayunando en el bar Don Diego, cuánto tiempo hace que no venía…
El café se enfría en la taza y el cigarro se consume en el cenicero. La pluma se desangra formando letras, palabras y frases en una vieja libreta. Borrón y cuenta nueva, que unos hombres trajeados no sepan apreciar el arte y que sólo se muevan por el dinero no quiere decir que no sea buen escritor. Pero si esos hombres con traje no te ven como escritor, nadie te verá… Podría vender poemas por unos pocos maravedíes… y después ir a la guerra y quedarme manco, ser encarcelado y morir en la miseria… esa gente sí que sabía vivir, no ahora… estúpidas corbatas.
Isabel llega por detrás y me besa en la mejilla, se sienta en la silla de al lado.
- Buenos días- le digo- ¿Qué tal?
- Pues nada, hace muy buen día hoy, ¿verdad?
- Sí…- contesto, no me gusta hablar del tiempo- ¿Has desayunado ya?
- No… tomaré un café. Entro a pedir y así saludo a mis excompañeros- remarca el “ex” de excompañeros mientras se levanta de la silla.
Se queda charlando un rato en la barra con el dueño y yo prosigo con mi escritura…