Fragmento #50 – Para escribir «Te quiero»

Isabel me mira desde el sofá terminando su taza de café, la coloca sobre la bandeja y limpia sus labios con una servilleta de papel, no deja de mirarme.
- ¿Sabes qué?- me pregunta de repente.
- No… dime.
- Que te quiero, Mario… Que te quiero mucho.
- Y yo a ti…- respondo, ¡qué respuesta tan absurda!- Yo también te quiero mucho, Isabel.
- ¿Sabes qué día fue ayer?- pregunta mientras busca en su bolso la pitillera.
- Tres de abril… Dos meses juntos, ¿no?
- Sí… ¿Te lo esperabas?
- No me esperaba nada, la verdad…- le contesto mientras le cojo un cigarro de la pitillera- Todo me ha llegado sin avisar y… y mejor así. Todo lo bueno que sea bienvenido y lo malo… a lo malo que le den.
- ¿Y yo soy bueno… o malo?- tras la pregunta deja escapar una gran bocanada de humo que circula por el salón hasta que se desvanece en el techo.
- Eres bienvenida…
Suelta una carcajada que le sonroja los carrillos; su tez morena parece avergonzarse por la situación… Me gusta cómo se sonroja, me gusta cómo se ríe…

En la silla de la esquina sigue MI OBRA abandonada, las carpetas, las innumerables páginas escritas, los recortes de periódicos… y encima de todo aquello la caja con la pluma que Isabel me regaló… también abandonada. Me levanto del sofá y cojo la cajita.
- Aún no la he estrenado…- digo mirando el grabado de la estilográfica.
- Hace dos meses también, deberías usarla… ¿no te gusta?
- Sí, sí… no es eso- contesto fuera de mí- No he escrito desde entonces…
No hace falta decir desde cuando; por mi cabeza se suceden viejas pasiones, frustrados deseos que ahora han quedado ocultos por el amor… No dos meses, desde la entrevista con la editorial hace un mes mal contado; qué pronto se desvanecen los sueños… Ya no tengo el ímpetu creador; Isabel llegó y mi inspiración se fue con su llegada… ¿Dónde está el Mario de antes?

- ¿Te pasa algo?- me pregunta Isabel sacándome de mi mundo- Te has quedado muy callado…
- Nada, nada… no me pasa nada- respondo, ¡qué respuesta tan absurda!
Cojo un cartucho de tinta de la cajita y se lo pongo a la pluma, escribo lentamente sobre la servilleta de papel… «Te quiero».